Quizás la historia de Dolça sea la más triste del refugio.

En 2021, nos dieron el aviso de que en la calle había una gatita en muy malas condiciones que necesitaba ayuda urgente. Tenía marcas de colmillos y una patita colgando porque un perro le había atacado y mordido brutalmente. La recogimos y llevamos al veterinario, donde la operaron para intentar salvarle la patita, pero no pudo ser y finalmente se le tuvo que volver a operar para amputar.

Era una gatita muy asustadiza y miedosa. Había pasado toda la vida sobreviviendo como pudo en la calle y no se dejaba manipular por las personas. Para poder recuperarse y entender que no todas las personas somos malas pasó 11 meses cerrada ella sola en una habitación.

Finalmente, con mucha paciencia y amor logró dejarse querer por algunas voluntarias y ahora vive libre y feliz en el refugio.

Sin embargo, la mala racha no termina ahí para la pequeña Dolça. En verano de 2023 vimos que la peca que tiene en la nariz se había hecho más grande. En el veterinario las pruebas confirmaron lo peor: carcinoma. El tipo de cáncer que tiene no tiene tratamiento y corre un riesgo importante de sufrir metástasis, por lo que su pronóstico es bastante complicado y demoledor. No sabemos cuánto tiempo le queda, pero queremos que esté feliz porque ha pasado por demasiado en su corta vida.

Sobre el gato: Es una gata no doméstica, pero tras muchos meses de cuidados y cariño, sabiendo respetar sus espacios y sus tiempos, nos ha cogido confianza y se deja tocar y coger en brazos. Los gestos rápidos le molestan mucho. Actualmente está en una casa de acogida.

En caso de adopción, necesitaría una casa en la que vivir tranquila y sin más animales, con una familia que la comprenda y le demuestre paciencia y cariño sin agobiar para pasar el tiempo que le quede de vida de la mejor forma posible.