Llegó a nuestro refugio en 2019, junto con Mere y Lolo, sus hermanos.

Es una de las gatas que lleva más tiempo en el refugio. 

No es manipulable porque tuvo nula o muy poca socialización con los humanos de pequeña. Alguna vez se acerca un poco, pero siempre mantiene las distancias. Con los años, sus ojos van fallando. Sabemos que ve, pero hasta cierto punto.

Lili siempre se encuentra en la misma zona, no se mueve de allí. Tampoco se relaciona con otros gatos, solo convive.

Es feliz a su manera, porque necesita su espacio y libertad.

Cuando vamos, ella te sigue y te vigila, y a veces hacemos como si no la viéramos para que no huya.

Necesita una persona con experiencia que tenga paciencia con ella y le respete su libertad, porque es posible que no llegue a dejarse tocar nunca, no sabemos.